Una racha de deliberaciones intensas y abrumadoras insistía en preguntarme por las posibilidades reales del Ciclismo Urbano en México, bueno, uno Seguro, uno con el completo Derecho de Vía-Derecho de Vida y aunque sólo puedo hablar a partir de lo que he vivido rodando en la Ciudad de México, apostaría que la mayoría de los presentes reiteradas ocasiones han tomado largas horas buscando ese hilo negro con el que quisiéramos unir esa retacería de peros, porqués, cómo y por dónde empezar…
Desde luego que no hablo de un Ciclismo Urbano ‘como sea’ sino de Ciclismo MTS, para quien no se ha enterado de esta nueva modalidad, el Ciclismo MTS significa: como Medio de Transporte Seguro, no discrimina ni edad, ni sexo, ni bici o condición social, ni tipo de terreno ni otras modalidades, pues ninguno está exento de transportar personas de un punto a otro.
En fin, el Ciclismo Urbano no es nada nuevo, aunque es notorio su actual ‘BUM’ y lo que sí pudiera considerarse reciente es el auge en la búsqueda de mayores índices de seguridad y menores niveles de riesgo.
La cosa no es tan barata como preguntarse si el huevo o la gallina, porque acá ya entran líos de mercado, de oferta y de demanda, que si en empaque con gravedad cero para que flote sobre todo mal, que si las plumas nos harán más visibles o impermeables e invencibles, que si el tráfico de influencias o que si reglamentamos esto o aquello a riesgo de que nos muerdan, etc. de dimes y diretes.
Este 3er Congreso de Ciclismo Urbano, arrojará nueva luz a lo que integralmente y en nuestros días presenta el reto de potenciar el uso de la bicicleta como medio de transporte: SEGURO. Aunque los y las presentes no tomáramos una acción individual o colectiva, aunque ningún taller se llevara a cabo y todas nuestras bicis permanecieran ponchadas hasta el final de los tiempos o nos borraran todo indicio de pasión por rodar… aún así, el ciclismo urbano seguirá su rumbo, su desarrollo y su crecimiento.
A mi particular parecer no es cuestión sólo de fomentar por fomentar sino que también hay que fortalecer e incidir en el rumbo, porque incluso por un simplista juego estadístico: en el inevitable crecimiento poblacional, habrá aumento de automotores y congestionamiento vial a la par de mayor número de personas usuarias de bicis y mayor número de accidentes viales en las ciudades; pero ¿cómo podríamos evitar e incidir en la disminución de accidentes viales?
¿Cómo? ¿Por qué? Sí claro por el derecho a la Vida, por derecho de Vía, pero, ¿Cómo? ¿Por dónde empezar?
El Ciclismo MTS sin duda empieza en manos de cada ciclista. Somos minoría l@s bendecid@s por la experiencia de rodar en grupo y por ello aprender tanto y tan fraternalmente; si nos asomamos a la ventana y miramos el estilo ciclista tipo lechero, de la señito’ del pan, de quienes van a trabajar y a la escuela, o llevando al chamaco como si fueran carrusel, sube y baja por llevarlo en una pierna, la mochila a la espalda, el mandado entre la mano y medio manubrio… ellos, ellas, ciclistas independientes como el Don que pasa de madrugada cargando sus herramientas o porque es taquero o después de su turno de vigilante o por ir todavía en la borrachera; a esos ciclistas urbanos que pueden pasar décadas sin cambiar su forma de rodar, sin una lucecita ni reflejante alguno, usando su chamarra negra o azul marino porque es la única que ya no le reclaman que la tenga ya toda llena de grasa y manchas de lodo salpicado. Es@s ciclistas independientes que generalmente por necesidad descubren la maravilla de moverse en bici pero lo hacen en evidente contradicción al Reglamento de Tránsito y por lo tanto ¡Cometiendo los principales errores de seguridad¡ Estoy convencida de la necesidad de estimular para detonar la reflexión sobre cómo potenciar la seguridad propia al transportarnos en bici y apuesto mi bici que con ello iría cada uno afanándose en rodar su propia senda de Ciclismo MTS.
La propuesta del Ciclismo MTS no es porque me crea policía o sea ñoña de la seguridad o porque a diario rodamos mi miedo, ‘Mi Burro’ y yo. Esta propuesta surgió (de lo que luego le llamé MTS) porque en la práctica del Ciclismo Urbano no vi como alternativa el ensayo y error, pues en ello se me podía ir el pellejo y/o la vida. Agraciados somos los que en grupo hemos rodado y tenemos una serie de aprendizajes de autorías indirectas, pero ¿Qué hay de esas personas que entre la necesidad, la recreación, el deporte y qué se yo, descubrieron el o se van introduciendo al ciclismo urbano y no son recibidas ni amparadas por una cultura sensible que protege la vida o por lo menos respetuosa del Reglamento de Tránsito? Por los Ciclistas Urbanos, el resto de los usuarios de la vía pública y su entorno.
No hay recetas mágicas ni hilos negros, ni cursos nivelazo master de ciclismo urbano, ni programas integrales que puedan pretender abarcarlo todo sin dejar flancos descubiertos, pero con lo que sí podemos contar es con aplicarnos por lo menos en la vanguardia, en la retaguardia y mantenenernos en continua formación, predicando con el ejemplo y compartiendo lo que sepamos pa’empezar.
El Ciclismo MTS podríamos detonarlo en el ciclista urbano con semillas tripartitas: Uno, la Visibilización; dos, la Comunicación y tres, el Proceso Permanente de Autoformación. Ilustremos un poco para sazonar esto.
Primera, Visibilización. Visibilizarme como Ciclista Urbana no es sólo vistiendo colores llamativos, reflejantes, utilización de luces o aprendiendo a ocupar el primer carril y completo; por reglamento no debo rodar en contrasentido porque ahí nadie esperaría verme.
Visibilizar a ciclistas urban@s también es cosa de sensibilización, donde además suele omitirse el primer y esencial paso, el propio, el que uno mismo da con pequeñas acciones, incluso en conversaciones en corto y ojalá san cleto diera la determinación hoy a muchos mecenas y nos patrocinen las campañas ya no sólo del uso de la bici sino del uso seguro del transporte impulsado por pedales.
Es un gran proceso por el cual pude luego de muchos meses o varios años dar el salto cuántico: de rodar tipo lechero pegándome a la banqueta como ratoncito, hasta lograr tomarlo completo, por el centro o cargada ligeramente a la izquierda, el primero de la derecha desde luego, especialmente cuando la calle o el carril se estrechan; nada fácil es convencer a alguien ni al iniciarse en el ciclismo urbano ni con décadas de rodar pegado a la banqueta, son sensaciones de peligro tremendas e inconsciencia de tener tal derecho por reglamento, además requiere aumentar un poco la resistencia física para rodar aumentando la velocidad lo posiblemente equiparable a la de los autos lo cual aumenta el tiempo en el cual el automotor se encuentra con ciclistas. Por si lo anterior fuera poco, para lograr rodar ocupando el carril entero, también hay que tener un avance considerable respecto a la conducción a la ofensiva (para quien le suene a mentadas y puñetazos) es más bien estar permanentemente atent@s previniendo y reaccionando basándonos en anticipar lo que los demás actores en movimiento harán, para que en la convivencia del ciclista urban@ con su entorno y poco a poco, granjearse un lugar especialmente en las rutas cotidianas.
Eso me lleva al segundo pedazo de la tripartita semilla… La Comunicación indispensable en la práctica de un Ciclismo como Medio de Transporte Seguro.
Recuerdo a una estimada amiga, luego de conocernos vía Internet por el Consejo Bicicletero, el día de rodarnos para que despejara algunas dudas sobre bicicleteros consejos que posteé, y luego de las primeras calles tuve que detenerla y orillarnos para un urgente adelanto de la charla pues noté el resultado de su esfuerzo por seguir muchos de los tips de seguridad. Le pregunté cómo se estaba sintiendo rodando en la calle y ella me comentó su confusión sobre las señas de mano, tenía que ver con las formas, si había y cuáles reglas para hacerlas, el momento adecuado y a quién debía hacerlas, si al que estaba detrás o al de enfrente con actitud de dar vuelta primero cuando nosotras teníamos el paso. La respuesta no fue tan significativa como el hecho de su dificultad para percatarse de la causa de su confusa comunicación, no era cómo ponía la mano y el brazo o con cuál hacer la señal, sino que al hacerla y por no tener el suficiente dominio previo de rodar a una mano, su bici zigzagueaba tanto que yo misma creí que estaba comenzando a dar vuelta.
De paso aclararé que el Reglamento de Tránsito en el Ciclismo MTS no es visto como una serie de restricciones, obligaciones o autoritarismos, sino más bien como un marco de referencia compartido, las reglas de juego, como un lenguaje común que facilita la sana convivencia en las vialidades.
La comunicación del ciclista urbano potencializa la seguridad ante su entorno y no termina ni al bajarse de la bici ni cuando se despide de sus bicicleteras amistades luego de tan gratas charlas y va más allá del pequeño círculo familiar, tampoco es solamente hacer señas de mano como cuando mi amiga se arriesgaba por una temporal falta de agilidad previa para rodar a una mano en su confusa expresión corporal, la cual bien puede reforzarse también con aditamentos como silbatos y contacto visual.
Para ponderar en el Ciclismo Urbano la comunicación, clave en el asunto preventivo del Derecho de Vía, han de darse varios pasos previos, particularmente los personales, acciones en manos propias. Lo que trataré de explicar en la tercer y última faceta del Ciclismo MTS: El proceso permanente de autoformación.
Ojalá pudiera recopilarse un manual básico o universal que garantizara la culminación o cierre al desarrollo de las habilidades o que fuera posible diseñar entrenamientos integrales, de haberlos yo hasta los pagaba jeje, porque suena a que a partir de ellos contaría permanentemente con seguridad al rodar en las ciudades: es tan increíble como pretender que en alguna modalidad ciclista hay tope a las posibilidades de mejorar; aquí es necesario señalar la importancia de comprometerse con esta sección de la semillita aunque de entrada suena obvio y aunque a la vez significa que siempre hay que lidiar con el riesgo y eso es abrumador.
Si bien en la práctica del Ciclismo MTS también hay una especie de comunicación pero con un@ mism@, en una observación reflexiva y permanente, evaluaciones constantes que sugiero sean después de rodar e incluso profundas particularmente luego de cada connato de accidente, durante la rodada, siempre hay que concentrarnos: Aquí y Ahora. De no hacerlo no notaremos cuando haya alguna disminución en la calidad de nuestra atención, lo cual automáticamente aumenta el peligro por acciones y reacciones propias más riesgosas.
Éste tipo de comunicación, digamos interna, más bien tiene que ver con lo que enlisté como el tercer elemento del Ciclismo MTS, el proceso permanente de autoformación, porque cada una de las vialidades siempre presentará diferencias en sus exigencias, las cuales van desde su estado, el horario y las variaciones en su carga vehicular, el clima, la luz, los peatones, los obstáculos inesperados entre otras detalles al exterior o ajenos al/a la ciclista urban@ y las del otro tipo, las que tienen que ver directamente con la persona como el estado anímico + sus broncas + estado de salud + cansancio + nutrición + reposo = calidad de su atención; generando combinaciones infinitas y en constante cambio dando margen para novedades a enfrentar y en la diversidad de reacciones que requerirán; Ciclismo Urbano, toda una a-ven-tu-ra. Por esto, no hay varitas mágicas ni infalibles cursos máster.
Ojalá como ciclistas urban@s más temprano que tarde nos caiga el veinte de que a cada momento se nos presentan nuevas oportunidades de autoformación, siendo atentos y sensibles en nuestro cotidiano interactuar con operadores de transporte público y de carga, con automovilistas particulares, con peatones, etc., con seres humanos que tienen un ángulo diferente dado por su propia convivencia con ciclistas a su paso.
El Proceso Permanente de Autoformación, es también un compromiso de Retroalimentación. Uno de los momentos más fraternos y reveladores que a la fecha he tenido sobre las dificultades para practicar con seguridad un ciclismo urbano ha sido al lado de operadores de microbuses cuando les volanteaba un decálogo con sugerencias para que protejan mejor nuestra vida, y ya entrados en grata charla, me invitaron a que me sentara en el lugar del chofer del minibús que conducían…
Antes, dejen les cuento que tengo la costumbre de levantarme del asiento cuando un microbús o camión aproximándose me hace sentir agredida; en aquella ocasión reveladora, sentada en el lugar del chofer, mi ser se estremeció al pensar que esa costumbre en tono casi retador y no sólo de reclamo por mi espacio, mi carril y mi vida, tal vez en varias ocasiones, sin saberlo, pudo haberme salvado la vida, desde ahí: ¡No se ve un carajo! ¡Ni con los retrovisores gigantescos o esos pequeñitos que tienen aumento! De verdad nunca hubiera imaginado el enorme grado y la amplitud de sus puntos ciegos. Y yo que los primeros años en mi burrito rodada veinte y así toda peque rodaba, agradecí entonces porque definitivamente la perspectiva visual está muy limitada, y subrayo: limitada por el diseño de esos pesados tanques de guerra.
Retroalimentación… Algunos días antes de armar esta ponencia, me había cachado deprimida por la muerte de un ciclista más, que a diferencia de otr@s ocurrió en una de mis rutas cotidianas y supuse que esa particularidad fue causa de cuánto me impactó la noticia. El duelo, el miedo y las dudas sólo he podido ir librándolos destinando más tiempo libre a través de un: ¿Qué puedo hacer yo al respecto?
Desde luego sin poder safarme de mi calidad de humana, sentí también eso como coraje casi odio por el causante de otra muerte, no sé por qué razón, pero me imaginé en su medio de subsistencia viajando en su minibús y fueron agregándose a la imagen mi familia, mis padres, mi hermano, la sobrinita, mis cuates y toda la bola que lo hubiéramos agarrado de los vellos púbicos hasta que de alguna manera esa persona cambiara las cosas. Luego, el día de volantear a taxistas y choferes de microbuses, otro de ellos me estaba compartiendo sus reflexiones desde el día fatal en su Ruta, la misma del accidente, pues se pensando en estar en los zapatos del responsable del accidente y pensado en su familia, en dejarlos por estar en el bote o morir, o tan solo de imaginarse la posibilidad de lisiarce por chocar y no sé, algo habrá dicho mientras yo estaba recordando la escena de todos mis seres queridos viajando en ese minibús un instante antes del letal accidente y luego, me vi ahí pero como ciclista implicada ese día y ¡Zas! Entonces él mencionó algo más o menos así: “…me dije, qué haría yo con el deseo de llegar a casa sano y salvo ante mi familia, de llevar a mi pasaje bien a su destino y en un instante tener que elegir entre frenar bruscamente intentando salvarle el pellejo al pin... ciclista de pronto aparece a unos metros y todos los que venimos arriba…”
El Ciclismo Urbano tiene muchas y grandes dificultades, claro que tod@s merecemos ciudades más humanas (Derecho de Vía y derecho de Vida) para personas, todas conduciendo todo tipo de automotores, peatones, ciclistas y hasta políticos o actores públicos de quienes esperamos tanto.
En este momento ya estoy agradeciéndoles su tiempo por permitir compartirles esta reflexión, pero no sé si estoy logrando apelar a tomar en manos propias lo que nos corresponde, a recordar la calidad humana de cada una de las partes involucradas en estos complejos retos de fomentar y también fortalecer el Ciclismo Urbano en México y el mundo. No hay varitas mágicas pues nadie tiene ni la capacidad de saberlo todo, de poderlo todo ni la obligación de hacerlo todo y mucho menos perfectamente. Siendo solidari@s, empátic@s e incluyentes somos más fuertes donde a veces las dificultades implican reconsiderar el ángulo en la perspectiva o procurarse más ángulos, como cuando rodando, al mirar atrás, basta agregar una ligera inclinación al movimiento del cuello y pasamos de mirar con un solo ojo a utilizar ambos y así percibir más claramente distancia, volumen y velocidad del objeto que se aproxima.
Con la propuesta del Ciclismo MTS, intento recordarnos que de inicio ya contamos con uno mismo para aumentar constantemente nuestra seguridad en lo que implica rodar cotidiana y citadinamente. Cada una de las acciones personales y en las que colaboramos forman parte de un todo que a cuentagotas avanza hacia cambios profundos y permanentes en la actitud de peatones, ciclistas, automovilistas, autoridades y programas, en sus logros, derechos de Vía y de Vida; así como no hay garantías en los hilos negros, no podemos victorear ninguna de estas acciones por separado pues la existencia de una parcela no garantiza una buena cosecha, sobre todo si en manos propias no tomamos lo que nos corresponde en la salvaguarda de nuestra vida.
Una vez descubriendo las muchas bondades del Ciclismo Urbano difícilmente alguien desistirá de serlo, aunque ruede peor que difamado lechero con todo y sus errores de seguridad, pero es en buena parte porque no se ha percatado todavía de ellos, no imagina que podría cambiar diametralmente su experiencia disminuyendo sus riesgos. Titánica labor y por fortuna en nuestras manos, aprehendamos pues un Ciclismo Urbano Seguro y nos vamos rodandito por un bicicletero mundo mejor; Reinventar la Ciudad, incluye reinventarnos a nosotr@s mism@s.
Por lo anterior y mucho más, con todo el fraterno cariño de mi bicicletero corazón les deseo felices y seguras rodadas… les ruego, que por favor, TENGAN, procúrense: Felices y Seguras Rodadas.
AnaA del Consejo Bicicletero
Mayo 2010.
*Ponencia para el 3er Congreso Nacional de Ciclismo Urbano "Reinventando la Ciudad". 23, 24 y25 de septiembre de 2010. Puebla, Pue. México.
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