YA NO ME RESISTO A SERTE INFIEL.



No me resisto más, te seré infiel; por años hasta pensarlo
me impedí, no negaré que aún disfruto mucho cada giro en mi vida con vos y tampoco me es sencillo nombrar los muchos pretextos que sostendré cual fundamentadas razones para serte infiel y lidiar con estas corruptas ganas. Intento quietarme confesando y sólo porque me encuentro obligada a soportar hasta mañana estas ansias de probar y explorar otrora vetados terrenos que ya no me serán secretos y sólo imaginados, poder sentirlos vibrando al unísono con cada uno de mis músculos y despertar el sudor con el viento en mi piel.

Todo está preparado, te haz quedado lejos unos días mientras todo esto pasa lenta y agónicamente en su voraz principio, confortándome sabiendo que sólo dejará a su paso el ímpetu de hacer como que no te tengo y haciendo como que no me esperas.

Debiste notarlo en mis miradas titubeantes, debiste segar para siempre mis gritos entre líneas en aquella imprevista conversación en lugar de distraerte pacientemente, sólo nos fuimos de ahí y nada dijiste ¿será por esa basura sobre el amor verdadero donde quieres sólo lo mejor para mí y sacrificarías todo por ello, cualquier cosa? Con ese gesto serenísimo ¿pretendes cuestionarme si te correspondo o no y en qué medida? No importa ya, de todas formas imposible el detalle, frase, gesto o reacción tuya que modificase mi rumbo.


Ya no me resisto más a serte infiel y no será la primera vez, intento innecesariamente ejercitar mi valentía para cuando por fin llegue el momento, invocando la vez mientras el caos de aquél brazo roto sobre ‘la Pera’, tal vez logré pasar por alto el goce de no ir contigo por ser solidaria a la angustia en los rostros de mis amigos; de hecho, no estoy segura si esa fue la primera vez que te fui infiel y como infidelidad no cuenta mi primer amor porque te antecede y porque me condujo a tí. Sí, también te amo, pero aunque fuera multiplicado hasta el infinito eso no calma el deseo… o aquella vez en la competencia de Down Hill, cuando casi secuestro amor ajeno por asomarme a inéditos infiernos.

Mis infidelidades son y no son por causa de tus formas, tus modos, tus manías y tus imperfecciones (me gustan todas por culpa del peculiar amor que apenas empezaba a saber cómo más prodigarte) y no estaría ahora enredándome con inútiles palabras si pudiera aceptar de mejor manera que estoy tomando la senda del adiós, de suplirte, aunque jamás de olvidarte.

No se de modas, no se de marcas, no se de status ni se de posición social, y sobre poseer, quiero recordarte poco antes de esta patraña y antes que aparezca el hastío; tampoco se qué mata, si carita o dinero, pero ahora noto cuánto me pesas aunque desde el principio te criticaron sin yo dar indicios de notarlo.

Me llevo
haber disfrutado unilateralmente lo que te he cambiado poco a poco; hay cosas de ti que no lograría corregirte y encima de todo, por ello nada me reclamo. No pongo mi sentir al descubierto pretendiendo perdón, ni siquiera lo consideres aunque en arrebatos sinsentido te compre alguna baratija o la pieza más cara, sólo será un gesto de culpa torcida, dandole mil un vueltas más ciclo tras ciclo y repensando en disimulado proósito de hallar una forma para conservarme a tu lado pero es inútil y ya no haré más intentos.

No me resisto ya más, de paso abiertamente me declaro infiel y voy a deleitarme sin preocupación porque no sos quién para ampliar mi horizonte y cenit. En realidad físicamente no me atrae pero me dejó claro hace rato lo mucho que puede procurarme con solo haberme acompañado por ese sinuoso tramo en obras de Avenida Tláhuac que imploré infructuosamente se tornara corcovado y no terminara al menos por lo que restaba de la tarde.

Ni siquiera la lluvia más helada evitará pronto llevarme al punto más alto del Cerro de la Estrella ni me preocupa llegar vertiginosamente hasta sus pies, será extasiante; claro, lo haré con protección porque aún no terminas de perderme y ya anhelo volver a ser uno contigo.

Nada ha mermado este apetito de rodar sin los límites con los que atas mis pies y mis alas; nuestro idilio
se eclipsa pues estoy siendo seducida por lo que tú no tienes y sinceramente no pongo resistencia dado que no hay fallas en los frecuentes argumentos que recibo invitándome a cambiarte. Ah! Deslindando: esta oportunidad, ni siquiera la pedí.

Todo está dispuesto, esta noche ya estás lejos de mí para ahorrarme el mirarte al salir, cuando a hurtadillas pida al amanecer se demore amparándome de algún indomable espejo que pretenda quebrantar mi huída. Me alcanza la hora de gritar sin descanso toda esta reserva de adrenalina que el asfalto ha domado.


Descuida, por amor no te conservaré cerca de mí limitándote a verme pasar, intentaré dejarte en mejores condiciones de como te encontré y apelaré al destino te entregue ya a quien pida lo que puedes darle. Lamento no poder pagar tu fidelidad con la misma moneda, pero he crecido, he cambiado y mis necesidades también.

Al mismo tiempo te advierto que está muy próximo el tiempo que me presente ante tí completamente desconcertada a la vez que profundamente emocionada y mirando distinto el horizonte.

Toma mi franqueza si se te da la gana como una daga, aunque yo más preferiría que la sientiras, en parte, como un humilde tributo a lo mucho que me haz dado. No necesitas palabras para entenderme pero tengo que decírtelo: esto es parte de mi despedida para poder libremente extasiarme, sin tu recuerdo distrayéndome o por lo menos, no constantemente.

Debes saber que te seré, sí, una vez más y aún más, infiel, pues ya planeo cómo ir a otra ciudad desde luego sin ti, bueno, eso quisiera, eso pretendo, eso me gustaría y ojalá pronto esté recorriendo palmo a palmo nuevos y más holgados límites o renovadas pasiones porque me he cansado de querer correr más para sólo frustrarme; por fín me cansé de evadir que no podrás darme más.

Por favor, haz algo en señal de recibirme cuando sin duda llegaré con el corazón roto, porque sólo tendré una efímera probadita de esa bici ajena, ojalá pudiera ahorrarme la agonía, porque por ahora, no hay otra manera…


AnaA
mayo 2010

4 comentarios:

  1. Si algún día vienes, te reciviré con un abrazo y un vaso de agua

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  2. no me has sido infiel, tuviste la confianza de decirlo. Te amo Ana.

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  3. duele leer con ese color de letra, blanca estaria mejor ; )

    saludos! rafa | biciverde

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