Mi primer encuentro demasiado cercano con un auto.

Ciudad de México, Jueves 10 de febrero 2011.

Aproximadamente 2pm salgo de la casa de una amiga en Xochimilco; Av. Muyuguarda, tomo Av. División del Norte hacia el centro, a uno o dos kilómetros de su casa, uno o dos semáforos después, en el segundo de cinco tramos que rodaría ese día, sintiéndome prácticamente sola en la vialidad pues los pocos autos estaban atrapados en el anterior semáforo, ocupando el primer carril completo, relajada en realidad de ver vacíos los carriles junto y tras de mi, me acerco al crucero, reviso, apruebo continuar, nada que me haga hacer todo el show de alerta con el silbato u otros artilugios de protección, ni siquiera peatones potenciales que pudieran tensar la situación.

No sé, no supe, no logro recordar con presición... Percibo el sonido de un motor y como dicen, en 'el rabillo' de mi ojo una astilla de imagen, sobre mi hombro izquierdo y en el instante más corto que haya conocido, sin recato alguno con pesada mano el destino retiene sistole de mi ser...

Primer Flash, un auto se aproxima veloz, diagonalmente desde la izquierda y atrás de mí; ni siquiera alcanzo a registrar tipo, tamaño o detalle alguno, si acaso apenas miro un auto aproximándose muy rápido hacia mí; además y como entre líneas, simultánea maniobra evasiva, no se qué tan automática no se que tan reactiva...

Segundo Flash, estoy como calcomanía con la cara sobre las puertas del auto, mi cabeza duele raro; pensmiento entrecortado: el casco me acaba de salvar la vida.

Tercer Flash, el auto no está, miro que la banqueta está donde la busco, deduzco que estoy conciente y orientada; estoy revisando si hay otros autos aproximándose hacia mí.

Cuarto Flash, noto mi cuerpo, aunque estoy mal parada, puedo sentirlo y me responde para 'desmontarme' de la bici.

Quinto Flash, estoy jalando a Burro hacia la banqueta, unos tres o cuatro pasos y puedo mirar un brazo con camisa azul cielo acercándose, ofreciéndome apoyo; escucho su voz insistiéndome en tomarlo con calma.

Sexto Flash, mis pasos aún sobre el asfalto, mi Burro y mi mano izquierda, no lo suelto hasta que por fin veo otros brazos encargándose de ponerlo a salvo, no le quito la mirada de encima hasta ver que lo recargan sobre la lámina de un puesto callejero cerrado. Miro la banqueta a sus pies y le digo al señor del que se apoya mi brazo derecho que necesito sentarme, lo hago despacio.

Séptimo Flash, no doy crédito... no me la creo, busco algo que pudiera confirmarme que efectivamente estoy ahí, sensación de que nada sirve para eso.

Sentada. Me recargo sobre el puesto de lámina, estiro las piernas sobre la banqueta, respiro, siento que respiro; el dolor de cabeza se expande hacia los codos, el cuello y el torso... Pasan por mi mente las palabras de un paramédico: -Las personas que la libran, siempre son las que se mantienen concientes, serenas...

Me concentro. Hay varias personas cerca, centro mi atención en el señor de camisa azul cielo, atiendo sus preguntas, quiere saber que tan conciente estoy, le respondo cada una, recibo su ayuda y busco más: -Señor, necesito que llamen una ambulancia, no debo moverme de aquí hasta que me revisen paramédicos, sin duda recibí un buen golpe en la cabeza, me duele mucho.

Estoy haciendo un escaneo de mi cuerpo mientras sigo respondiéndole al señor. Lo interrupo para preguntarle si tengo una cortada sobre el pómulo izquierdo pues siento humedad como una fria gota, me dice que solamente es un raspón y se ve un chipote, verifico: -¿Escurre sangre? -No.

Siguen las preguntas y yo tengo la idea de responder bien, no me siento confundida, sólo un poco aturdida, algo lenta. Despacio me quito un guante, estoy recordando que a los motociclistas no hay que sacarles el casco luego de una caida, así que decido no quitarmelo. Los lentes!! Con razón veo raro, se han enchuecado, guardo guantes y lentes, saco de paso la targeta enmicada que traigo a diario conmigo, justamente el señor quiere saber a qué familiar debe llamarle y le explico que ahí están todos mis datos incluído mi tipo de sangre y alergias, la toma de mi mano, y agrego que aún en mi cangurera está mi identificación oficial: -Por favor, no llame a mi casa todavía... Saco el celular para buscar el número de mi amiga, le explico que acabo de verla y está muy cerca, ella llegará mucho antes que cualquier familiar y aún no sabemos si me moverán los paramédicos ni a dónde; el señor accede y la única tensión o el único nerviosismo ante lo que estoy viviendo se diluye: 'La Llamada' que nadie quiere recibir, esa escena que fué más complicada de domar que la imagen de compartir la vialidad con automotores, esa por la que, si pudieran, los padres nos mantendrían en una burbuja.

Miro en el crucero un par de policías chacoteando mientras dentro de su patrulla esperan cambie la luz del semáforo, le aviso al señor para que les chifle o grite; así llegará más rápido la ambulancia, pienso.

Los colores parecen particularmente brillantes pero la luz no es cegadora sino como cuando empieza a lloviznar y pronostica arcoiris, los sonidos tienen un timbre peculiar, pero en general todo parece seguir imperturbable y me desconcierta. Con la mirada constantemente recurro a Burro y verlo me procura paz, es lo único que me convence de ser familiar... Otra peticióin al señor: -Si me lleva la ambulancia por favor amarre bien mi bici y con los dos candados al puente peatonal; por favor, no vayan a dejar mi bici ahí aunque esté muy chueca no sea que se la lleve la basura. No puse antención qué me contestó, pero creo que ya hasta me prometió cuidar de ese detalle; no se si lo pensé o si ya le expliqué todo el rollo de la llave dónde, la combinación y cómo. No sé si mi atención fluctúa entre yo y Burro o el señor, las preguntas y mis respuestas o es acaso que en realidad si puedo y estoy atenta en ambas partes al mismo tiempo.

Uno de los polis también me hace una que otra pregunta, el otro habla y habla por radio, toman mis datos, me asegura que la ambulancia llegará pronto y me pide calma, honestamente a mí esa solicitud me inquieta pero me las ingenio para distraerme del miedo a estar más calmada (como cuando te pegas en la cabezota y lo primero que te dicen es que no debes dormirte). Aunque se que han pasado pocos munutos todo está como en cámara lenta o los flashazos son más largos, no quiero 'ir' más despacio pero tampoco cargo prisa, o no puedo; quién sabe cómo me ven porque están insiste que insiste, tal vez están más espantados que yo, tal vez no saben qué otra cosa decirme. Yo no quiero que se haga silencio, intento que la conversación continúe, sospecho que está distraído deseando ver llegar la ambulancia, ya se escucha cerca; le pregunto su nombre al señor de azul cielo... GRACIAS Señor José!

La ambulancia se estaciona a dos pasos, me preguntan si puedo por mi propio pie subir a ella para ser revisada, no quiero pensarlo sino descubrirlo, pude. Empiezan a examinarme y miro a mi amiga en la ventanilla haciendo caras de ya estoy aquí; poco después me explican que no califico como translado de urgencia y me piden que por mi cuenta vaya a un hospital para verificar que efectivamente no hay fractura en pómulo y/o mandíbula y descarten esguince en el cuello; me suena a buenas noticias.

Como que el tiempo por fin empieza a agilizarce, un poco, le doy a mi amiga o a su hija mi casco, por cierto!! Las saludo. Siento como si aún trajera puesto el casco y pesara como un fullface de acero. Yo misma le quito los bloqueos a la bici, los frenos, saco las llantas, le explico y le ayudo al taxista a meter a burro en la cajuela; hablo lento, me duele. Pregunto a los polis antes de marcharme si hay algún tipo de número de reporte del accidente o alguna referencia de la cual deba tomar nota, me muestran la hoja con los datos que levantaron y sólo dice algo como: impactada por automóvil, sin más detalles de este punto, ni chisté, no proceso que son importantes; les agradezco, el taxi espera.

En el taxi comento un poco de lo ocurrido, el taxista me curiosea desde su retrovisor pero sin atreverse a intervenir o preguntar. A pocos kilómetros, a pocos minutos después ya estoy en casa marcándole a mi padre para preguntar casi casi: '¿Tienes chance de acompañarme a revisarme un chipote que me hice andando en la bici? Él está cerca de casa así que llega de inmediato, todavía ni me he lavado la cara; ya habrá oportunidad luego de que alguien me ubique sobre mi percepción de estas horas. Tomo un sweter.

En el auto, a la Cruz Roja por sugerencia de mi hermano, es lejos pero llego 'rápido' por ser hora de poco congestionamiento vial o mera suerte; una atención increíblemente buena, rápida, atenta, sensible, humana; GRACIAS Cruz Roja Mexicana.

Recuerdo estar ahí un breve rato, solita, acostada, sin nada qué mirar, a la espera de un montón de radiografías, mi corazón late rápido, no estoy segura de sentir dolor, desde la ambulancia insisto que no tengo claro qué o cómo me siento, no se si es la adrenalina o qué, no se si sea la impresión o qué, hagan de cuenta que no logro concentrarme para responder si me duele ahí más ni si menos acá ni cuánto ni exactamente dónde, sé que se extiende, se confunde, me confunde, se los repito tratando de prevenir que mi umbral del dolor me juegue otra charada mas por no estar en la media.

Entra y sale de mi mente la imagen de no querer soltar a Burro a medio crucero y me conmueve, me da vuelcos el alma como si con una gran cuchara para moverle a tremendo cazo de mole me revolvieran las entrañas; no entiendo (o más bien prefiero ayudar a) que mi cabeza se distraiga de la impactante imagen del primer y el segundo Flash. De mi ojo izquierdo se escapan de vez en cuando un par de lágrimas desde que estaba en la banqueta, surcando mis raspones en una abrasadora señal de vida, todo está revolcado y más en si es o no placentera dicha sensación (ni ahora puedo posicionarme ante tal interpretación, aunque reconociendo que por lógica suena a que es mejor ante no poderlo sentirlo); me tropiezo con ideas de este estilo, me golpean los contrastes y aunque intento no hacer comparaciones, lo sigo haciendo por lo cual sospecho que no acepto del todo cuánto duele; me estanco en: me fuí rayada, me fue barato, etc. ...apenas me he quejado breve y ahogadamente.

El pulso en mi pecho me es evidente, se siente muy diferente. Tal vez el golpe me sacó el aire, me digo, no creo que sea eso ya pasaron algunas horas, me respondo. Me quito la pena de 'dar lata' y le pido a una enfermera que tome mi presión arterial, sólo porque la sensación que me orilla a hacerlo es más desagradable que la infundada vergüenza, no logro distraerme de cómo retumba cada palpitar. El doctor dice que para mí es muy alta esa presión arterial en comparación de la que tengo normalmente y es la causa de mi malestar, me da una pastilla que lentamente disminuye la sensación, ya puedo de nuevo intentar lidiar mi volubilidad del tipo charada hormonal: concuerda con 'mi calendario', pretendo tener el dato a la mano como otra arma para hacer frente a lo que estoy sintiendo y darme chance de sentir lo que sea como fuera pero más bien el objetivo es: queriendo que pase pronto. En realidad no me doy cuenta que lo postergo, no me siento ni segura ni cómoda para 'tocarlo' en este momento. Presión, compresión, tensión?? La enfermera dijo que era normal por el estrés después del accidente.

En el hospital ya descartaron cualquier fractura y lesiones internas; tengo un leve esguince cervical. Me lavan mis heridas, soy valiente, sólo algunos saltitos cuando arde o apachurran sobre la zona de contusión ¿Por qué no me ardió cuando dijo que si ardería? Y el que dijo que no porque sólo era solución de agua con jabón, por qué sí y mucho? Me mandan a casa con medicina para el dolor, la inflamación y un collarín rígido por algunas semanas.

Son como 5 o 6pm, tal vez un poco por silencios incómodos pero le digo a mi padre que necesito comer algo antes del larguísimo camino a casa, nos espera lo peor del tráfico en Periférico, argumento mucha rodada previa, lo que trabajé un rato en la mañana, la hora y luego 'esto'; no quiero sentirme más gacho. Lo primero que encontramos son unos ricos tacos de alambre al pastor, a la primer mordida me percato del intenso dolor de dientes, entre otros detalles, trato de no darle importancia, trato de ser fuerte, trato de masticar del otro lado, no sé por qué pero es como si prefiriera esconderlo, pero más bien esconderlo de mí, en realidad, de cómo me estoy sintiendo...

(Continua...)






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