¿Para qué más placer?

¿Para qué más placer que poder herir la resistencia del aire con la sola fuerza de mi corazón?

Hoy la vida, y sin pedírselo, me regaló 50 minutos de constante éxtasis sobre la lateral de Periférico de sur a oriente. Ni siquiera sentí ese dolor abrasivo en mis muslos, ni mi Burro se puso reacio, ni recuerdo cuántos días o semanas pasaron ya sin que rodáramos como sincronizado equipo, como una sola máquina Bici+Humano delicia de coordinación, ni siquiera pasamos por la escena de las quejas al no correr como yo quisiera, nada fuera de cuadro.

Tal perfección sería porque mi adrenalina anduviera a pie o en segundo plano, ocupada mi química cerebral en concentrar toda mi atención en una Feliz y Segura Rodada, incluso cada una de mis fibras compartiendo oxígeno con tanta camaradería... será que esta vez no iba cantando a todo pulmón, aunque sí se me escaparon unos tres o cuatros gritos entre mi incredulidad y el éxtasis de rodar un tramo de la principal vialidad de la ciudad más grande del mundo, sin resistencias, sin hostíles que poner a raya; hasta los ches' baches se pavonearon de benignos.

¿Cuántos kilómetros son de San Jerónimo a Ermita? Como 24 y si mi pleito con los números no la riega, iba en promedio como a 29km/hora... la curiosidad de mi velocidad 'me pica' porque supongo que podría duplicarse con una rica bici de ruta o llegar a ser un poco más, bajo ciertas condiciones... Todavía no tenemos el honor de presentarnos y ya me estoy formando para volver a irme pues como en ocasiones anteriores, imaginarlo siempre es superado por vivirlo. Unos bici-compas me decían algo así como: -"Deja de señalarnos como extremos o con sobredosis de adrenalina; la Kamikace eres tú; nosotros evadimos obstáculos inertes, como los árboles y las rocas, tú rodando en la ciudad tienes que lidiar con un montón de peligros en movimiento..." A ellos en general les desagrada, le temen y tienen la peor visión de rodar urbano, cual yo le guardo su respeto/miedo a la montaña, por ejemplo; según discutimos, ellos confían en su técnica, de la cual yo al carecer me siento muy insegura en montaña y yo me confío en procurarme algunas habilidades, la cuales estoy segura que si las desarrollan junto con algunas normas básicas del Ciclismo MTS, se sentirían casi tan protegidos como yo.

Estoy obligada a decir: "No lo intenten en su casa..."; a más 6 años de ciclista urbana lo siento hoy como un derecho tomado tal vez un poco tardíamente, astros confabulados llevándome a rodar en esa vía rápida por necesidad. No tengo ahorita capacidad de enlistarles las habilidades y precauciones con las que deben contar para meterse rodando ahí, le dejo esa responsabilidad a su buen juicio, para yo seguir en esta embriaguez.

Al señalar la bicicletera capacidad multiorgásmica de rodar este dominguito en una vía rápida, cosechando el impulso del Cerro Zacatepetl, expandiendo mi plexo solar en cada aliento, surfeando en la convergencia de tantas fuerzas y nuevos deleites singulares, no pretendo despreciar el riesgo que esto conlleva y sólo saber que lo probado es apenas el umbral de lo que en tanto a velocidad una bicicleta es capaz de amplificar del poder mental y físico de un ser humano, imprimiendo su paso en el asfalto y cortando la resistencia del aire... sólo porque me está acercando a otros sospechados placeres, sólo porque mi adicción exige que al rato y cuanto antes esté lista para buscar a dónde rodar más rápido y/o más alto, más lejos de lo que hoy soy y cediendo a la tentación de trascender lo que hoy puedo, para reinventar una vez más lo que en bici ahora quiero, sólo por eso, esta noche, reitero, aunque luego de rodar estos 50 minutos hoy no objetaría si me toca morir al momento siguiente, pero no, no ahora ¿para qué con tanto por rodar?


Soy paciente ante ese día por llegar

y aunque rodar me llevara al delirio,
aunque no sé para qué más placer
o no lo llegue a saber,
hoy más que ayer perfecto presiento y pecibo con todo mi ser

que no tendrá límite...