I. Sobre el ridículo y otros impedimentos.
No me pregunten qué es la 'Perigallo', no soy la indicada para responder eso, aunque la ruta se llama así en honor a Héctor "el Gallo Pérez" y porque se rueda buena parte del Anillo Periférico, principal vialidad de la Ciudad de México (dato técnico copiado de su invitación abierta). La neta para mí es más que eso; lo que sí puedo comentarles es la imagen que tengo de esa ruta y que hace muy pocos días le supe nombre.
Hace chingote de años en Periférico Sur de vez en cuando tenía la suerte de coincidir para ver pasar ciclistas a toda pata por sus carriles centrales y sentimientos cruzados se despertaban desde entonces en mí, muchos años antes de ser ciclista urbana. También recuerdo la primer referencia que de ellos escuché como 'Los Gatos', según se comenta es por los tiempos primigenios del Grupo Ciclodeportivo Guepardos con quienes tuve el placentero honorzazo de rodar esta primer mañana del año 2011... "-Imposible aguantarles el paso".
Ante la necesidad de autojustificarme no puedo evitar enlistarles las peripecias que me impidieron hacer un mejor papel como festejar el año nuevo la noche previa acostándome como 2am y logrando conciliar el sueño un par de horas después, tardar una media hora para despegarme los ojos, levantarme y salir corta de tiempo para rodar hasta el punto de reunión varios kilómetros lejos.
(Tangente) Ese amanecer cálidos tonos pincelados en el cielo contrastaban con el color sucio sobre el horizonte más cercano y su olor a pólvora dejada por la contaminante festejadera de la noche anterior arruinó, por cierto, varios días previos de fuerte viento que auguraban un cielo muy diferente. El frío estuvo decente y más me valía que así se mantuviera pues no era la ocasión para cargar todo tipo de provisiones acostumbradas como ciclista urbana con parrilla y bicibolsa, las cuales retiré con la ayuda de fuerza más bruta que la mía pa'disminuir un poco el peso al rodar, cosa que ante el reto de la 'Perigallo' con una bici diametralmente distinta a lo que demanda la ruta, insignificante diferencia marcó.
La amenaza del ridículo de rodar al lado de competidores y bicicletas de alto rendimiento apareció hasta que una que otra miradilla me cayó encima cuando colocaba el distintivo del evento sobre mi fosforescente chaleco. Tal vez fue el cansancio, el desvelo y la cruda, pero no moral, o la desbordante emoción que no me dejó dormir pero me despegó de la cama, la inquietud de resguardar mi pellejo, ante todo, y mi necedad de un día tener el honor (lo más ya pero ya antes posible) de rodar con Guepardos, lo que me opacó el connato de ridículo a final de cuentas.
Me informé sobre los dispositivos de seguridad del evento y me registré sin recibir exclusión alguna y eso que hasta mi facha nada tenía que ver con lo que me rodeaba, quizá me hubieran hecho hincapié en que se asiste bajo responsabilidad propia por eso del riesgo deportivo si hubieran visto la bici que llevaba, mi burro montañero rodada 24'; en general creo que todo mundo andaba en lo suyo y nadie reparó o simplemente no derrochó energías en mis tontas intensiones. De hecho, terminé de relajarme cuando un amigo me hizo comentarios de que el primer tramo segurito les aguantaba el paso pues irían como a 25km/hora mientras 'calentaban' y que 'ya estirando las ligas' empezarían a correr y entonces podría tomar la barredora; la verdad no le creí pero lo tomé como una linda forma de animarme a que lo intentara hasta donde pudiera sin sugerir que de entrada renunciara, vientos por eso Fer S.
Y pues intentando en vano no darle más vueltas, la verdad la verdad, no solamente le quité una llanta a mi bici y tomé un taxi (que increíblemente conseguí sólo porque lo caché cuando lo terminaban de lavar antes de empezar su jornada) buen tramo antes de llegar al punto de salida pues me notaba cansada y distraída en la presión de llegar con el suficiente tiempo para ver si realmente rodaría, qué tramo y porque además sabía que encontraría bandita por saludar y no era de esas rodadas domingueras durante las que se pueda conversar... y efectivamente, sábado era.
Dándole otra freidita a las justificaciones... estaba ya muy tranquila de haber decidido mi pequeña participación cuando fui a darle una vuelta a la manzana y al regresar todo se matizó bizarro, como tropezar con un sueño, pues ya no había nadie ni nada de nada que pareciera ciclista, jajajá, eso me pasa por no tener conciencia del tiempo; apenas pasando la calle estaba ya la hora de salida (8:30hrs) y yo dando el rol entre estirar las piernas, checar mi bici y aumentar la conciencia de mi propio cuerpo. Mis tripas rechinando y mucho líquido en mi tanque clamaban por un baño, otra buena fortuna de excepcional hayazgo que solucionara mis imperiosas demandas. Ya no tuve oportunidad de comentarle a mi colega que rodaría sólo un tramo y cuál. Luego ciclistas impuntuales cambiaron de gesto cuando les dije que sí los alcanzaban pues acababan de partir.
Tomé el Eje 6 Sur, me cansé tan rápido por andar aún con la llanta trasera raspada por culpa de 'los pantalonzotes' (ver entrada posteada antes) oponiéndose con esos pequeños castrosos saltitos, luego tomé División del Norte, un Tlalpan vacío y sereno como nunca antes y llegando a la zona de cacería elegida, en plácido camellón me senté mirando al norte esperando ver el pelotón. Me aburría, eso me pasa por 'hacer trampa', canturreaba la música en mi oído derecho, la humedad en mi torso me cambiaba de estado agradable a tengo frío-quiero ir otra vez a hacer pis y a media calle en una pensión de autos tuve el gusto de tirar algo del miedo y regresé a mi puesto de vigilancia.
9:40hrs. Una inusual imagen se asomaba a lo lejos, un par de ciclistas, uno al lado de otro, se aproximaban a ritmo moderado y con una expresión relajada; mi burro y yo acechábamos esperando como señal un vehículo de apoyo, a baja velocidad y con las intermitentes encendidas, seguido por un pequeño grupo de ciclistas con compunjidos rostros pero determinados a dar todavía más en el último tramo; en vez de eso, mientras me incorporaba de un salto y ponía llantas en pavimento, noté también que sólo uno de ellos llevaba a la espalda el distintivo del evento sin alcanzar a verle el número, no me dio buena espina y dejé que se alejaran, esperé un poco y en efecto, nada, así que volvimos al asecho.
Unos 20 o 30 minutos después, la imagen sobre el puente vehicular de Calz. de Tlalpan era congruente con lo que esperábamos. Creo que se sacaron de onda de ver a un burrillo y una hadita asechándolos; para mí llegaron a ser extraordinarios los que no se sorprenden ante tal osadía. Igual que en la naturaleza, esperamos a los menos afortunados, así que sólo contemplamos lo fácil que esos punteros se desdibujaron igual que los siguientes dos pequeños grupos; opté por tal opción pues sospeché que los primeros en pasar serían los más velozotes y no quería rodar tan solita, así que no hubo más remedio que echar mano de la reserva de paciencia para rodar hasta que el paso de ciclistas fuera más constante.
Intimidados, borrico y yo, por lo especializao' de sus atuendos deportivos, la ligereza de aquellas bicicletas y esas delgadísimas estelas de polvo luchando por no soltarse del tubo de sus asientos, pero más más más por estar rodando en la última citadina frontera: ¡carriles centrales de Periférico!! Y en condiciones poco óptimas (seguras): BAJA VELOCIDAD, así, cual si ya no tuviéramos nada en que más perder, Burro y yo nos entregamos al intento de correr sin parar, excepto claro en cierto semáforo para comprar chicles por lo que llegamos en tercer lugar y para evitar con ésto que se ofendieran los competidores de primera con la presencia de los intrusivos y peculiares nuevos talentos.
II. De la competencia y otros motores.
A penas me supo pero justa mesura atiné en distancia, vaya que sentí más tarde el desgaste físico de sostener la velocidad esa pizca de kilómetros llevando a cuestas mi vieja y regordeta bici, además era demasiada presión psicológica el dónde estaba rodando y a cuan poco equiparable velocidad iba y como pocas veces, además, tan pegada a la derecha, cuando miré el retorno de Cuemanco, la meta. Al fin estaba menos cohibida por mi 'deportivo desempeño' gracias al corazón de burro sin mecate ocupado en digerir el golpe de adrenalina y la centrifugadora de sensaciones ante el guajiro sueño realizado.
Los colegas, porque la gran mayoría fueron varones (y ¡un gustazo ver rodar a Norma A. entre las extraordinarias!) estiraban las piernas e intercambiaban algunos comentarios en pequeñísimos grupos, en general cada uno muy distante del resto. Observé escasos gestos de camaradería, como si se conocieran pero estuvieran borrados, incluso en el punto de salida me extrañó que los saludos y abrazos de feliz año nuevo fueran tan pocos entre l@s participantes. Tengo que echarle coco para entender la aritmética de la competitividad, o mejor dicho, el álgebra, para despejar algunas interrogantes que me coquetean.
Entre grupos ciclistas ya había visto cómo los divorcios en los procesos de gestación y liderazgo van segando vínculos, pero ahí había algo más desde el particular ángulo de la competencia. No sé si sea porque ruedan tan rápido y requieren administrar hasta el último aliento que no hay gran oportunidad de conversar y cultivar hartas amistades; bueeeeno, entre los ciclistas recreativos (los otros) pareciera haber un poco más el gusto por eso, aunque también haya las miraditas barredoras y pudiera ser mera ilusión óptica o cuestión de albúr estadístico, pues ya en números gruesos, son más gruesos en cantidad los recreativos que los 'PRO' correteativos, o cómo era? Corretitivos??
Quizá la práctica de esa modalidad del ciclismo alguna impresión hará en la cabeza; incluso ahora mientras escribo me doy cuenta que es la primera vez no llego directo a y emocionada por conocer más bandita, yo misma entré en otro canal muy individual, raramente en mí: cerrado, más adrenalino, más introspectivo. Bien queda aquí la imagen del guepardo antes de desatarse de la gravedad y la herir la resistencia del aire.
Al respecto de esta dirección y reubicación de la atención, por ejemplo, les comento que me presentaron al 'Gallo' justo cuando mi cabeza estaba evaluando mis riesgos y decidiendo qué tramo rodaría, cuestionando y pre-evaluando mi presente capacidad y la de mi burro, descartando el norte de la ciudad por lo poco que lo conozco y lo mucho que me aleja de mi hogar, etc., y creo que no hice la menor expresión aún cuando me subrayaron el alto nivel del ciclista que tenía enfrente y espero no sea de las personas que detalles como ese lo toman personal o le dan alguna importancia; apenas hace un rato me dije: 'Wow, junto a quienes 'rodé' hoy!!
Desde luego esa gama de ciclistas tienen qué para admirárseles, pero también estuve pensando en aquellas personas que hayan roto records mundiales en este viaje y me dije: -Habrá llegado un punto en el que dejaron de competir contra los mejores, para sólo competir contra sí mismos, concentrándose en sí mismos... Yo no sé si es lo que vi, cómo lo vi o sea más lo que he escuchado y dicen de ese ambiente, espero que lo que sea es porque así lo disfrutan, ¡total, resistencia y contrastes siempre habrá! Como los grillos y los Villafaña o el compa con el que platiqué mientras esperábamos a la última ciclista, quien sin ser de alto nivel, también dio su mejor esfuerzo.
De la Perigallo mi burro y yo no cazamos presa alguna,
No me pregunten qué es la 'Perigallo', no soy la indicada para responder eso, aunque la ruta se llama así en honor a Héctor "el Gallo Pérez" y porque se rueda buena parte del Anillo Periférico, principal vialidad de la Ciudad de México (dato técnico copiado de su invitación abierta). La neta para mí es más que eso; lo que sí puedo comentarles es la imagen que tengo de esa ruta y que hace muy pocos días le supe nombre.
Hace chingote de años en Periférico Sur de vez en cuando tenía la suerte de coincidir para ver pasar ciclistas a toda pata por sus carriles centrales y sentimientos cruzados se despertaban desde entonces en mí, muchos años antes de ser ciclista urbana. También recuerdo la primer referencia que de ellos escuché como 'Los Gatos', según se comenta es por los tiempos primigenios del Grupo Ciclodeportivo Guepardos con quienes tuve el placentero honorzazo de rodar esta primer mañana del año 2011... "-Imposible aguantarles el paso".
Ante la necesidad de autojustificarme no puedo evitar enlistarles las peripecias que me impidieron hacer un mejor papel como festejar el año nuevo la noche previa acostándome como 2am y logrando conciliar el sueño un par de horas después, tardar una media hora para despegarme los ojos, levantarme y salir corta de tiempo para rodar hasta el punto de reunión varios kilómetros lejos.
(Tangente) Ese amanecer cálidos tonos pincelados en el cielo contrastaban con el color sucio sobre el horizonte más cercano y su olor a pólvora dejada por la contaminante festejadera de la noche anterior arruinó, por cierto, varios días previos de fuerte viento que auguraban un cielo muy diferente. El frío estuvo decente y más me valía que así se mantuviera pues no era la ocasión para cargar todo tipo de provisiones acostumbradas como ciclista urbana con parrilla y bicibolsa, las cuales retiré con la ayuda de fuerza más bruta que la mía pa'disminuir un poco el peso al rodar, cosa que ante el reto de la 'Perigallo' con una bici diametralmente distinta a lo que demanda la ruta, insignificante diferencia marcó.
La amenaza del ridículo de rodar al lado de competidores y bicicletas de alto rendimiento apareció hasta que una que otra miradilla me cayó encima cuando colocaba el distintivo del evento sobre mi fosforescente chaleco. Tal vez fue el cansancio, el desvelo y la cruda, pero no moral, o la desbordante emoción que no me dejó dormir pero me despegó de la cama, la inquietud de resguardar mi pellejo, ante todo, y mi necedad de un día tener el honor (lo más ya pero ya antes posible) de rodar con Guepardos, lo que me opacó el connato de ridículo a final de cuentas.
Me informé sobre los dispositivos de seguridad del evento y me registré sin recibir exclusión alguna y eso que hasta mi facha nada tenía que ver con lo que me rodeaba, quizá me hubieran hecho hincapié en que se asiste bajo responsabilidad propia por eso del riesgo deportivo si hubieran visto la bici que llevaba, mi burro montañero rodada 24'; en general creo que todo mundo andaba en lo suyo y nadie reparó o simplemente no derrochó energías en mis tontas intensiones. De hecho, terminé de relajarme cuando un amigo me hizo comentarios de que el primer tramo segurito les aguantaba el paso pues irían como a 25km/hora mientras 'calentaban' y que 'ya estirando las ligas' empezarían a correr y entonces podría tomar la barredora; la verdad no le creí pero lo tomé como una linda forma de animarme a que lo intentara hasta donde pudiera sin sugerir que de entrada renunciara, vientos por eso Fer S.
Y pues intentando en vano no darle más vueltas, la verdad la verdad, no solamente le quité una llanta a mi bici y tomé un taxi (que increíblemente conseguí sólo porque lo caché cuando lo terminaban de lavar antes de empezar su jornada) buen tramo antes de llegar al punto de salida pues me notaba cansada y distraída en la presión de llegar con el suficiente tiempo para ver si realmente rodaría, qué tramo y porque además sabía que encontraría bandita por saludar y no era de esas rodadas domingueras durante las que se pueda conversar... y efectivamente, sábado era.
Dándole otra freidita a las justificaciones... estaba ya muy tranquila de haber decidido mi pequeña participación cuando fui a darle una vuelta a la manzana y al regresar todo se matizó bizarro, como tropezar con un sueño, pues ya no había nadie ni nada de nada que pareciera ciclista, jajajá, eso me pasa por no tener conciencia del tiempo; apenas pasando la calle estaba ya la hora de salida (8:30hrs) y yo dando el rol entre estirar las piernas, checar mi bici y aumentar la conciencia de mi propio cuerpo. Mis tripas rechinando y mucho líquido en mi tanque clamaban por un baño, otra buena fortuna de excepcional hayazgo que solucionara mis imperiosas demandas. Ya no tuve oportunidad de comentarle a mi colega que rodaría sólo un tramo y cuál. Luego ciclistas impuntuales cambiaron de gesto cuando les dije que sí los alcanzaban pues acababan de partir.
Tomé el Eje 6 Sur, me cansé tan rápido por andar aún con la llanta trasera raspada por culpa de 'los pantalonzotes' (ver entrada posteada antes) oponiéndose con esos pequeños castrosos saltitos, luego tomé División del Norte, un Tlalpan vacío y sereno como nunca antes y llegando a la zona de cacería elegida, en plácido camellón me senté mirando al norte esperando ver el pelotón. Me aburría, eso me pasa por 'hacer trampa', canturreaba la música en mi oído derecho, la humedad en mi torso me cambiaba de estado agradable a tengo frío-quiero ir otra vez a hacer pis y a media calle en una pensión de autos tuve el gusto de tirar algo del miedo y regresé a mi puesto de vigilancia.
9:40hrs. Una inusual imagen se asomaba a lo lejos, un par de ciclistas, uno al lado de otro, se aproximaban a ritmo moderado y con una expresión relajada; mi burro y yo acechábamos esperando como señal un vehículo de apoyo, a baja velocidad y con las intermitentes encendidas, seguido por un pequeño grupo de ciclistas con compunjidos rostros pero determinados a dar todavía más en el último tramo; en vez de eso, mientras me incorporaba de un salto y ponía llantas en pavimento, noté también que sólo uno de ellos llevaba a la espalda el distintivo del evento sin alcanzar a verle el número, no me dio buena espina y dejé que se alejaran, esperé un poco y en efecto, nada, así que volvimos al asecho.
Unos 20 o 30 minutos después, la imagen sobre el puente vehicular de Calz. de Tlalpan era congruente con lo que esperábamos. Creo que se sacaron de onda de ver a un burrillo y una hadita asechándolos; para mí llegaron a ser extraordinarios los que no se sorprenden ante tal osadía. Igual que en la naturaleza, esperamos a los menos afortunados, así que sólo contemplamos lo fácil que esos punteros se desdibujaron igual que los siguientes dos pequeños grupos; opté por tal opción pues sospeché que los primeros en pasar serían los más velozotes y no quería rodar tan solita, así que no hubo más remedio que echar mano de la reserva de paciencia para rodar hasta que el paso de ciclistas fuera más constante.
Intimidados, borrico y yo, por lo especializao' de sus atuendos deportivos, la ligereza de aquellas bicicletas y esas delgadísimas estelas de polvo luchando por no soltarse del tubo de sus asientos, pero más más más por estar rodando en la última citadina frontera: ¡carriles centrales de Periférico!! Y en condiciones poco óptimas (seguras): BAJA VELOCIDAD, así, cual si ya no tuviéramos nada en que más perder, Burro y yo nos entregamos al intento de correr sin parar, excepto claro en cierto semáforo para comprar chicles por lo que llegamos en tercer lugar y para evitar con ésto que se ofendieran los competidores de primera con la presencia de los intrusivos y peculiares nuevos talentos.
II. De la competencia y otros motores.
A penas me supo pero justa mesura atiné en distancia, vaya que sentí más tarde el desgaste físico de sostener la velocidad esa pizca de kilómetros llevando a cuestas mi vieja y regordeta bici, además era demasiada presión psicológica el dónde estaba rodando y a cuan poco equiparable velocidad iba y como pocas veces, además, tan pegada a la derecha, cuando miré el retorno de Cuemanco, la meta. Al fin estaba menos cohibida por mi 'deportivo desempeño' gracias al corazón de burro sin mecate ocupado en digerir el golpe de adrenalina y la centrifugadora de sensaciones ante el guajiro sueño realizado.
Los colegas, porque la gran mayoría fueron varones (y ¡un gustazo ver rodar a Norma A. entre las extraordinarias!) estiraban las piernas e intercambiaban algunos comentarios en pequeñísimos grupos, en general cada uno muy distante del resto. Observé escasos gestos de camaradería, como si se conocieran pero estuvieran borrados, incluso en el punto de salida me extrañó que los saludos y abrazos de feliz año nuevo fueran tan pocos entre l@s participantes. Tengo que echarle coco para entender la aritmética de la competitividad, o mejor dicho, el álgebra, para despejar algunas interrogantes que me coquetean.
Entre grupos ciclistas ya había visto cómo los divorcios en los procesos de gestación y liderazgo van segando vínculos, pero ahí había algo más desde el particular ángulo de la competencia. No sé si sea porque ruedan tan rápido y requieren administrar hasta el último aliento que no hay gran oportunidad de conversar y cultivar hartas amistades; bueeeeno, entre los ciclistas recreativos (los otros) pareciera haber un poco más el gusto por eso, aunque también haya las miraditas barredoras y pudiera ser mera ilusión óptica o cuestión de albúr estadístico, pues ya en números gruesos, son más gruesos en cantidad los recreativos que los 'PRO' correteativos, o cómo era? Corretitivos??
Quizá la práctica de esa modalidad del ciclismo alguna impresión hará en la cabeza; incluso ahora mientras escribo me doy cuenta que es la primera vez no llego directo a y emocionada por conocer más bandita, yo misma entré en otro canal muy individual, raramente en mí: cerrado, más adrenalino, más introspectivo. Bien queda aquí la imagen del guepardo antes de desatarse de la gravedad y la herir la resistencia del aire.
Al respecto de esta dirección y reubicación de la atención, por ejemplo, les comento que me presentaron al 'Gallo' justo cuando mi cabeza estaba evaluando mis riesgos y decidiendo qué tramo rodaría, cuestionando y pre-evaluando mi presente capacidad y la de mi burro, descartando el norte de la ciudad por lo poco que lo conozco y lo mucho que me aleja de mi hogar, etc., y creo que no hice la menor expresión aún cuando me subrayaron el alto nivel del ciclista que tenía enfrente y espero no sea de las personas que detalles como ese lo toman personal o le dan alguna importancia; apenas hace un rato me dije: 'Wow, junto a quienes 'rodé' hoy!!
Desde luego esa gama de ciclistas tienen qué para admirárseles, pero también estuve pensando en aquellas personas que hayan roto records mundiales en este viaje y me dije: -Habrá llegado un punto en el que dejaron de competir contra los mejores, para sólo competir contra sí mismos, concentrándose en sí mismos... Yo no sé si es lo que vi, cómo lo vi o sea más lo que he escuchado y dicen de ese ambiente, espero que lo que sea es porque así lo disfrutan, ¡total, resistencia y contrastes siempre habrá! Como los grillos y los Villafaña o el compa con el que platiqué mientras esperábamos a la última ciclista, quien sin ser de alto nivel, también dio su mejor esfuerzo.
De la Perigallo mi burro y yo no cazamos presa alguna,
aunque sí la alcanzamos...
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